12 de marzo de 2012

lo cierto es que me abandonó

Algo quedó atravesado entre mis costillas en el momento en que te vi marchar. Una última esperanza batida por la desesperación. Los nervios encajados en los dedos de los pies y las comisuras de mis labios al borde del abismo. Un giro de tu cuerpo. Ciento ochenta grados que me hicieron caer en severa apatía. Frío acampó en mi espina dorsal. Tiempo se acurrucó entre mis arrugas. Pena resbaló hasta mi barbilla. Todo quedó así. Estático. Como si en ese momento lo único que moviera el mundo fueran tus palabras, y sin ellas no hubiera mecanismo humano que me hiciera reaccionar. No te quise detener. Ni siquiera quise de vuelta tu presencia. A veces un corazón contraído es más eficaz que la dilatación de un cretino exacerbado. Te quise fuera de mi. Pero tu partida me quebró en algún lugar. Algún lugar oculto para el resto de la humanidad, un pequeño pinchazo que me advierte sólo a mi del peligro de este mundo. 
Después de cinco años no hay razón para creer. No hay razón para reír. Pero ya tampoco la hay para llorar.
Sólo hay razones para seguir contemplando el mundo. Para seguir coleccionando instantáneas que consigan plasmar la belleza en su esencia única e inigualable. Para pensar que sólo nos tenemos a nosotros mismos. Razones para agradecerte que te marcharas de mi vida, haciéndome comprender que el dinamismo le da mil vueltas a tu rutina, y que jamás me volveré a ver arrastrada a un abismo sin paracaídas.
Buen viaje, certeza.




1 comentario:

Doctor Letra dijo...

Entre los límites de Buda y Pest

http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=7d5pWHxyuYc

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