31 de octubre de 2011

de un tiempo a acá

se me han acabado los adjetivos que describen tu apariencia. me he quedado sin motivos para escribir las bondades de tus dedos y la calma de tu experiencia. solía pasar noches en vela fantaseando con vidas paralelas, transitorias, divergentes y aceleradas. solía confundir mis pensamientos con la causa de tus debilidades y la fuerza de tus hazañas. solía acabar perdida en callejones solitarios, allá donde los radios de mi bicicleta me permitieran hacer parada de recambio, con almas errantes cruzando las aceras y los pies fríos pedaleando hacia tu recuerdo. eran tiempos de casa y marea, de viento y aviones de papel. tiempos de cruzar continentes jugando al escondite. ahora me basta con conducir tres kilómetros de memoria y pulsar un botón plateado para tenerte frente a frente. carente de urgencia, fuera de mando.
solía creer que cuando se acabaran nuestros juegos moriría la pasión que enciende mi sonrisa las mañanas que amanezco entre tus brazos. solía creer que la monotonía se colaría en los fogones para hervir nuestra paciencia, diluir nuestra presencia y acabar con el presente. pero me ha crecido una perspectiva en las pestañas que me hace apoderarme de todas las visiones de futuro. un optimismo renovado que se cuela en mi vocabulario y no me permite más que recordarte que solo me quedan pupilas para tus besos y una maraña de ropa esperando a que la empaques hacia cualquier rincón del mundo, volviendo a las tinieblas de la compañía nocturna, sabiendo que nada más que contigo se puede jugar a ser el rey del mundo.


1 comentario:

La chicamutante dijo...

EL rey del mundo...¡ y de qué mundo!
Escribes maravillas :)

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