15 de noviembre de 2011

algo de pasión


algo en su mirada me ofreció la pista irrefutable de catástrofe palpable. 
algo en sus palabras me hizo pensar que la perdía, que ella se desvanecía entre las sombras de lo que un día fue su gran reinado y no había modo de salvarla de su propia quema. 
ardían las llamas de lo que un día fue su fuego interno, su pasión por las pasiones más mundanas, su propia luz. 
el resplandor de sus pupilas me llevó al peor presentimiento y no pude evitar el rubor por mi impotencia, la lluvia de lágrimas salinas precipitándose hacia mis mejillas, fundiéndose con mis colores, descubriendo mi vulnerabilidad, mi miedo, mi dependencia por esa pequeña mujer con huesos de cristal y tacto de hojalata.
lágrima a lágrima se inundaba mi esperanza. 
lágrima a lágrima, canalizada hacia el humor de su perdición. 
lágrima a lágrima empezó a apagarse el fuego que me la robaba. el calor que nos separaba; y cuando las cenizas se esparcieron por el aire, yo corrí a apretarla entre mis brazos, a inhalar su olor a lluvia seca, a  calmar su desazón. 
y entonces me di cuenta de que no era el miedo, sino todo el amor que nos unía, el que había roto el dique de mis apariencias y había obrado lo que nada más que un alma triste podía imaginar como un final alternativo.




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