9 de junio de 2011

zozobra

una abrumadora sensación de desconsuelo y un par de lágrimas sobre la frente. de estas bochornosas apatías que te azotan a la mañana temprano y perturban tus jornadas, de la primera a la última hora de un introspectivo día destructivo. 
sin razón aparente, con tanta justificación que miedo da pensarlo, son momentos de incertidumbre, cuando tus sentimientos desgarran tus pulmones y salen de tu cuerpo de la peor manera existente.
empiezas pensando en todas aquellas cosas pendientes, en un mísero significado de tu vida actual, en un futuro poco palpable. adelantas la nostalgia que sentirás en unos meses por aquello que está pasando a tu lado, o a través de ti, y vives en una zozobra de temporadas que trastoca tus cálculos y tu calendario.
quizás deberías estar aprovechando tu vitalidad actual, exprimiendo una vivencia que, según tu yo presente, tu yo futuro extrañará sobremanera, y que tu yo pasado aguardó con impaciencia.
pero nada consigue hacerte salir de esas sábanas, frías como témpanos.
nada te permite apagar esta lúgubre sintonía que te empeñas en escuchar, una y otra vez, de letras que apagarían hasta las ganas de sexo.
quizás no sea nada, sólo que hay días, inevitables e imprevistos, en que nos empeñamos en la invocación a una depresión palpable e inminente. y si todos nuestros sentidos se esfuerzan en que llegue, ésta no tardará mucho en desatarse.
afortunadamente, como todos esos maquiavélicos atentados contra nosotros mismos, lo aparente se cae por su propio peso y another sunny day nos azota con sus rayos solares y sus pájaros sinfónicos. puede que mañana, puede que dentro de tres días y 5 horas, pero me empeñaré en defender que desde el fondo siempre se vislumbra la aurora de una autosuperación.


2 comentarios:

Emilia S dijo...

Tu blog está excelente, me encantaría enlazarte en mis sitios webs. Por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiar ambos con mas visitas.

me respondes a munekitacat@gmail.com

besos

Catherine

Leonor dijo...

cuánta razón, el miedo de pensar la nostalgia que sentirás en unos meses y, entonces, decidir no pensar.

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