párate a pensar en qué momento tu razonamiento excedió a tu razocinio. cuenta con los dedos de ambas manos las veces que sentiste tus ideales vaciar el colmo de tu paciencia. cierra los ojos y busca en el negro un atisbo de tu verdad. ahora que te centraste dime, ¿en qué momento entraste en el estadio de la casi felicidad? ¿desde cuándo te basta con estúpidos quebraderos de cabeza inconcluyentes? ¿cuándo dejaste tu perfeccionismo a un lado para conformarte con la mediocridad? Pero sobre todo, cuéntame, ¿en quién te has convertido? ¿y tu dinamismo, espíritu, fortaleza, ánimo? Tus metas se desvanecen con este conformismo exacerbado. Tu fuerza de voluntad se volatiliza con tu falta de reacción. Y tu vida se convierte en ésto, en lo que ves, y no hay nada más allá de un día a día con sabor a nervios y pesimismo crónico.
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