Hace tiempo que no esperas nada, o eso es lo que piensas. En realidad supongo que esperas más que nunca, no esperas un viaje, ni una visita, ni siquiera esperas un aprobado. Esperas que todo siga igual, tal y como ahora se presenta, igual y constante. Y no quieres admitirlo pues sería una apología al conformismo y una autotraición a tus principios. Dices que no esperas nada y sueltas palabras acerca de un futuro, otro lugar, un viaje y una vida. Pero la abstracción de tus palabras te delata. ¿Dónde están las certezas? ¿Dónde están los "lo voy a hacer por mis cojones"? Quieres seguir conduciendo por la vía irracionalidad pero has descarrilado.
Dos personas se encuentran casualmente en una calurosa tarde, en una plaza vespertina. Y meses después ya no esperas nada más que todo, todo tal cual que ahora. Pero sabes que pasará, que todo cambia a tu alrededor, pero las personas gozamos del don de la constancia .Y cuando pase el vendaval de tranquilidad, volverá la calma de hiperactividad a tus pensamientos, y volverás a irte de aquí, tú, otra vez sólo tú, porque no te puedes traicionar más allá de tu propio juramento. Sigue bien de cerca tus pasos, pues esta felicidad transitoria alcanzada no depende de ti, y eso es lo más peligroso en lo que pudiste acabar jamás, o al menos por ahora.
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