Que desastre, menudo desplante para su intelecto.
Pero al fin y al cabo llevaba toda la razón:
si para pertenecer a esa admirada y más tarde ya archivada colección de célebres genios debía renunciar a todo resquicio de felicidad o palpitante vida social,
pasar largos años de su vida sufriendo las agresiones de la sociedad y de su propio subconsciente
y, al final de ese atormentante tiempo infructuoso podría empezar a proyectarse artísticamente hacia la nada,
quizá la genialidad no estaba escrita para él.
O quizá formaría parte de una nueva saga de geniales eruditos que gozarían de su fulgurante carrera rodeados de sexo, drogas, y , por supuesto, rodeados de catalogada felicidad.
Pero al fin y al cabo llevaba toda la razón:
si para pertenecer a esa admirada y más tarde ya archivada colección de célebres genios debía renunciar a todo resquicio de felicidad o palpitante vida social,
pasar largos años de su vida sufriendo las agresiones de la sociedad y de su propio subconsciente
y, al final de ese atormentante tiempo infructuoso podría empezar a proyectarse artísticamente hacia la nada,
quizá la genialidad no estaba escrita para él.
O quizá formaría parte de una nueva saga de geniales eruditos que gozarían de su fulgurante carrera rodeados de sexo, drogas, y , por supuesto, rodeados de catalogada felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario