15 de junio de 2013

Una cualquiera.

Hoy soy dos. Soy dos horarios, soy dos verdades, dos caras de la realidad y dos pensamientos divergentes. Hoy me he desdoblado en dos sujetos irracionales que pugnan por mi atención y reclaman una decisión coherente. Hoy soy dos y ya no soy yo misma. Me he caído en el abismo de una indecisión, de un sentimiento irascible, heterogéneo y alterno. Me he colado en los recovecos de una ausencia, de una esencia y de un olvido. Una ciudad que llora mi presencia y otra que quema mis propósitos. 
No hay lugar que me haga olvidar esta idea contradictoria, opositora, devastadora. Me muero poco a poco de indiferencia y nada puedo hacer para volverme visible. Miedo, ganas de llorar. Simplemente eso. Incertidumbre que siempre me llega cuando menos la necesito. Mil vueltas de hoja en mi cabeza y ningún saludo cordial que se limite a colocarlas. 
Me he vuelto gris y fría, ausente. Desamparada frente a un mar de consejos que no me dicen nada, que sólo me demuestran que nadie me conoce. Ni yo misma me conozco. Me limito a dividir las líneas temporales en diapositivas de vida. Cruzo mis recuerdos con posibilidades tangentes que desdibujan mis ánimos y expectativas. 
Quiero creer que un momento de lucidez iluminará este caos exuberante con una verdad, sólo una. Y entonces ya no seré más dos. No seré más dos horarios, dos verdades, dos caras de la realidad ni dos pensamientos. No seré más dos sujetos irracionales, sino que me volveré una, juntaré mis pedazos de desesperanza y me crearé a mi misma, una vez más, desde la destrucción que abarrota mis huesos de sequía y soledad.
No quiero ser más dos. 
Pero no quiero ser una cualquiera.




No hay comentarios:

all rights reserved