11 de abril de 2012

vida del caos.





Mi vida, esa acumulación de episodios sucesivos acontecidos a lo largo de estos años. Meses, semanas, días, horas. Todos y cada uno de mis actos y pensamientos con sus respectivas consecuencias. Cada reflexión, cada momento de aprendizaje. Cada error, cada fracaso, cada borrachera, lágrima e instinto asesino. Cada éxito, cada risa, cada vuelco al corazón. Ahora caracterizada por la falta de cordura, yo que clamo por una nueva vida, yo que pido clemencia y comprensión, un punto de partida y volver a empezar. Yo misma me río de mi voluntad. Qué, si no la muerte va a acabar con unos días sucios que yo misma provoqué. Con esta mente autodestructiva que se ríe de mis logros, con esta compasión incoherente que me hace ser dura de palabra y tener la lágrima suelta. Hola, Caos asfixiante. Aquí sigues, donde yo te puse aquella tarde de Septiembre, pequeño como una almendra, hábil como una aplicación. Aquí te has quedado, creciendo día a día ante mi pasmosa mirada etílica, que ya fuera de control, se empeñaba en ahogar en tónica lo que no fui capaz de alimentar con amor. Piquetes que destruyeron los compartimentos de mi materia, dando rienda suelta a un flujo incontrolable de indecencia e incondición. Intento pensar que ya no sé quién soy, pero sé mejor que nadie que no hay persona capaz de conocerme mejor que yo. Irreales conversaciones bajo las sábanas, siendo mi única amante y provocando mi alucinación. Me siento a mi misma tal y como soy y me compadezco por la falta de autocompasión. Queramos ser alguien que no existe, busquemos vidas que nunca fueron creadas por nadie y alardeemos de una muerte anunciada. Abandonemos nuestro criterio a nuestro propio idilio del caos, que ya no hay ser capaz de salvarnos de nosotros mismos, pues no hay vida que se viva sin la voluntad de su propio creador.



1 comentario:

.A dijo...

salvese quien pueda

all rights reserved