15 de abril de 2012

su pérdida elemental

Era el fuego de la noche o la ausencia de esos ojos penetrantes. Era la idea de no volver a verlo como antes, sin mesura ni disimulo. Era la sensación de haber clamado a gritos una pérdida que iba a desgarrarle el alma al amanecer. Quizá no supo manejar la situación. Quizá nunca supo lo que quiso. Era su indecisión lo que le perdía por caminos sin retorno, la que la dejaba a la deriva en valles plagados de remordimiento.
Era su aliento o nada más en esta vida. Eran infinitos días llorando sus kilómetros, y segundos cuestionándose su amor. Era la incertidumbre de un final aleatorio, del que ya no tenía un mínimo control.
Era su piel prieta bajo la camisa, su respiración irregular a las tres de la madrugada, sus besos rápidos a la salida de ese bar. Era su risa leve por la mañana. Era el pensamiento de una vida sin él o la tortura de su presencia. Litros de desesperación diluidos en frases cortas y directas formando surcos en su frente.
Era el reloj que no anticipaba la hora del fin de su delirio. Era no tener ni una sola seña. Era saber perfectamente dónde y cuándo encontrarlo, con la desesperación de pensar en sutiles reacciones de desamor.
Era de amor, y sin embargo era de miedo. Pánico. Terror. Angustia por una decisión que, afortunada y desgraciadamente, no era suya. Era de su sumatorio. De su adicción. De su perdición. Era el final.


1 comentario:

.A dijo...

Era su aliento o nada más en esta vida ..

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