nada era más simple que su beso a la mañana, su risa absorbente, sus manos cálidas.
nada era más reconfortante que su mirada a través de la realidad, porque te perdías en su mundo, porque nunca pude encontrar el camino de vuelta a la cordura. sólo me hacía un hueco entre sus huesos y ganaba horas de inspiración para mi alma. sólo suspiraba y me tatuaba el roce de su piel en mis escamas. y después, durante eternas miradas, aprendía a desdibujarlo en carboncillo, retenía sus arrugas entre mis dedos, le robaba la integridad y lo volvía imprescindible. porque sabía, y aún tengo consciencia, de la fugacidad de esos momentos, del paso del tiempo cuando se vuelve tardío, del amor, en esencia, de todo lo que esa palabra pueda definir y significar para alguien ajeno al entendimiento.
el amor, ese gigante idiotipado, ese concepto indefinido, esa nebulosa perfumada, es, sin duda, algo sin lo cual una persona deja de ser tal, y no le queda más vida que esperar al apocalipsis.
sueno antigua. sueno joven para hablar de sentimientos que destruyen imperios, pero sueno a cierto. y acierto.
3 comentarios:
Qué bonito rosalía, argentina te inspira, no sabía que estabas también por aquí, te visitaré de vez en cuando :)
Perfecto. todo. un placer leerte!
¿Por qué narices escribes tan bien?
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