y entonces, cuando ya fue demasiado tarde, cuando se le habían acabado los minutos de reserva, la cuenta atrás había tocado fondo y sus instantes ya estaban a años luz de allí, comprendió todo.
fue como una ráfaga de diapositivas, una corazonada con los ojos bien cerrados que invadió toda su oscuridad de luz incandescente. fue como saltar al vacío y a medio camino descubrir que ya no caes, que sólo subes, que te propulsas sobre tus miedos y vuelas hacia el entendimiento.
el pecho a reventar de expectativas y la furia disolviéndose en tu ignorancia.
fue en ese momento, alrededor de las seis de la tarde, entre casa y un atardecer de colores violetas, cuando comprendió que daba igual. que nosotros mismos causamos las casualidades, que la incertidumbre es lo que nos queda entre miedo e indecisión, y que no, nunca. ya nunca más se le acabaría el tiempo.
porque nunca es demasiado tarde para disfrutar de aquello que queremos, de aquellos a quienes queremos.
6 comentarios:
Con José González de fondo todo es mucho más todo.
Pues sí.
Toda la razón del mundo.
:)
bellissimo!
siempre queda algo de tiempo para querer..
la incertidumbre es lo que nos queda entre el miedo y la indecision.
=)
me gusta
(y todo lo demas tb)
Uno mismo es el reloj
explicito de la vida...
Un gusto.
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