22 de noviembre de 2010

El punto de partida ideal.

El punto de partida ideal. 
No hablo de un punto de partida idóneo, hablo de la necesidad de una idea para la existencia de algo, lo que sea.
Todo se configura en el subconsciente, en el mundo abstracto de las ideas, y luego toma forma material en este estadio de caducidad.
Es de este planteamiento de donde nace la teoría de la atracción. Del positivismo y el negativismo. De que las ideas positivas configuran los hechos sucesivos, y así las negativas. No es casualidad que un pensamiento positivo, optimista, carismático atraiga la bondad del universo y condicione la situación de estabilidad, de bonanza, de felicidad.
Por el contrario, los pensamientos negativos, pesimistas, o incluso crueles atraen el mal, la inseguridad, y, como consecuencia situaciones inestables, frágiles y dolorosas.
Este principio, como todo, goza de excepciones no demasiado delimitadas, pero el condicionamiento mental a la situación posterior es algo indiscutible. Y es indiscutible que no podemos culpar al entorno, ya que nosotros, y sólo nosotros, somos culpables de nuestras causalidades, y por consiguiente de nuestra situación vigente.

Pero aún así, y con todo, no puedo evitar maldecir a todo aquello que me condiciona, influye, influencia, e inculca estas ideas catastrofistas y destructivas en mi mundo interior; porque poco a poco están marchitando mi jardín de pensamientos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

parece que todos necesitamos un punto de partida

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