28 de junio de 2010


Ya no importan las personas. Ya no importa la amistad, ya no importa la confianza en ella depositada. Ya no importan los sentimientos, la fuerza de voluntad. Ya no importan las prioridades. Ya no importa nada. Ni siquiera importa el amor, más allá que el amor hacia uno mismo y sus necesidades.
Ya no puede uno ni fiarse de uno mismo.
Y en esta clase de mundo salvaje, un ínfimo síntoma de fragilidad supone tu mayor perdición.

Si quiero romper con las barreras que condicionan mi felicidad es por mi misma. Si quiero mandar a todo el mundo a tomar por culo, es porque me quiero mandar a mi misma. Si quiero que me importes, es porque necesito tus brazos sobre los mios, y mi cabeza sobre tu espalda. Si digo que nunca se conoce del todo a una persona, es porque somos una caja de sorpresas que estallan cuando menos lo esperamos.

Ven, tú que todo lo sabes, ven y dime que este puto mundo no está lleno de intereses.

No hay comentarios:

all rights reserved