A veces cuesta distinguir lo que merece la pena de lo que está por desechar, línea débil la que separa los adjetivos, no podría distinguirlo. Parar de buscarle un futuro a algo que está bien, pero que dentro de unos meses será recuerdo de album de fotos, o ni siquiera eso. Si me decantara por vivir el momento estaría aceptando todas las lágrimas que voy a derramar por ello, sin saber si las sonrisas llegarán a compensarlo. Creo que el simple hecho de plantearlo ya me traslada cual máquina del tiempo. Joder, dejaría de ser racional, dejaría la lógica aparte para alzar la bandera del hedonismo irreverente, pero no puedo dejar de pensar lo que con una llamada invade todos los rincones de mi cabeza. Voy a hartarme de nada. Voy a seguir jodiendome, pues de un modo u otro algún día no muy lejano me veré obligada a reconstruirme, y entonces dará igual todo lo que hubiera jodido o dejado de joder. Lamentablemente ha llegado a mi el nihilismo existencial, mierda, otra vez sirvo para poco, otra vez me voy a deshacer.
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