17 de abril de 2010

manual de vidas tristes

Este mundo se divide en dos tipos de personas.
Hay quien necesita un manual de instrucciones para seguir adelante. 
Y hay quien improvisa a cada paso que avanza. 
Supongo que siempre es más fácil echarle la culpa a un montón de folios de lo que no ha salido como se esperaba que asumir tu propia responsabilidad. Responsabilidad que no todos saben llevar a cuestas. 
Es la indecisión de asumir la responsabilidad de decidir, o comprar en una librería de guardia el manual para vidas insípidas. 
Una vida insípida es monótona, pero segura. Una vida insípida no da pie a la improvisación, y no abre puertas a la decepción. Una vida insípida te espera todas las noches en casa con una vaso de leche y unas galletas. Y te despierta por las mañanas a las 7:32 con café y tostadas. El manual de vidas insípidas, de color grisáceo, tiene principio y fin. Puedes leer lo que pasará mañana, e incluso dentro de tres semanas, pero si no te gusta, no puedes reescribirlo. Una vida insípida es una vida, sí, es un modo de vida, pero no es el tuyo.
Pero si pierdes este manual, o decides atarlo a unas cadenas de autodeterminación y lanzarlo al fondo del Océano Atlántico, aparece en tus manos automáticamente un libro enorme, de tapas verdes y naranjas, con folios blancos, sin una sola letra sobre ellos.
Al principio acojona, apesadumbra , aflige, agobia. Pero nada que ver con lo que en realidad te aportan esas páginas por escribir. La libertad. La opción a la creatividad. Libertad de elección. Autoría, pero, sobre todo, y si escribes como las costumbres de la buena vida mandan, la felicidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aún me acuerdo el día que aquel cabron vinó con el "manual de la vida insipida" y tuve que mandarle a la mierda.
De todas formas, no aceptar el manual no quiere decir ser feliz, tenlo en cuenta....nada es tan fácil.

all rights reserved