17 de febrero de 2010

quelque chose pour manger


cuando se le acaba la lógica y pasa cuarenta y tres minutos mirando el marcapáginas, los gatos que tocan el sitar le destrozan la paciencia y acaba con la cabeza entre las rodillas agarrándose de los calcetines y mordiéndose las uñas, y la piel y hasta el esmalte, escuchando a Cocorosie y corriendo en su cabeza por una callejuela de azulejos grises y amarillos, preguntándose si podrá ella alguna vez levantarse en su piso de la rue de Bonne a la hora que le de la gana y comprar algo en la patîsserie de la esquina de al lado para comer en el parque de Joseph Baecklaan antes de coger la bici e ir a la Universidad (aunque llegue tarde).



No hay comentarios:

all rights reserved