él se enamoraba de su cara de tonta-tontísima cada amanecer. ella sonreía con los ojos aún entrecerrados y daba vueltas bajo las sábanas hasta enredarse entre sus piernas. hacía frío, pero en esos metros cuadrados la temperatura alcanzaba niveles estratosféricos. podría acabarse el mundo ante sus narices que no se enterarían, igual seguirían confundiendo sus sentidos en una espiral de pereza contagiosa. una retahíla de love songs desfilando sin más público que una montaña de despropósitos para otro año que terminaba, y el nuevo que venía. encuentros fugaces de día y medio tras horas de gélido transiberiano rumbo algún lugar. y aún así, valían la pena. él necesitaba entregarle en paquete urgente su calidez sureña, y los frágiles huesos de esa pequeña dama se quebraban por sus besos. peculiar pareja de dos contemplada por la gente desde el horizonte. el rubor de su desparpajo despistaba de sus orígenes, pero la escarcha de sus facciones no dejaba lugar a dudas. ¿qué hará esta desdichada chica de Este con tan apuesto extranjero? a veces la necesidad no entiende más que de instintos, y lanza al vacío las conveniencias.
2 comentarios:
Me encanta la foto.
eu me quedo con lo que hay detras del texto.feliteanionuevo
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