El tiempo es nuestro peor enemigo, nos obliga a ser pacientes cuando menos nos apetece y se nos escapa de las manos cuando empezamos a palpar la felicidad.
Yo he aprendido a inconformarme, con la "casi felicidad".
Me refiero, con que todo sea "casi casi perfecto" y nunca llegue a la cúspide.
Por que el "casi casi" me hace batirme contra el tiempo, porque me prohibe relajarme y me obliga, día a día, a dar un paso más por aquello que quiero, que me importa, que será mi destino.
Tan solo un momento de relajación y una imagen de felicidad completa fugaz en mi pensamiento bastan para volcar todo ese gozo.
Y vuelta a empezar, vuelvo a alejarme de mi "casi felicidad".
pero en definitiva, ¿ dónde hay más felicidad que en la mera búsqueda de ésta?
Así y todo, me defino como una aventurera, cazadora oficial de la felicidad mediante el estado "transitorio" de la "casi felicidad". Y , tremenda paradoja, la felicidad acaba persiguiéndome , perpleja por mi búsqueda y aceptación de su no existencia.
Y yo acabo siendo feliz, por que me importan un carajo lo que digan diran decis o direis,
porque yo me basto para escribir y leerme, y cuanto más lo hago descubro que sí, que hoy mi polo positivo sale a la luz, y que mi polo negativo lo dejo en el trastero, para la próxima vuelta de tuerca.

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