
Cuando la simpleza de un hecho ciega nuestro deseo, despierta nuestra temeridad.
Los pormenores de ese bien tan esperado, perseguido y finalmente hallado salen a la luz como pequeñas burbujas que adivinan la existencia submarina de un asunto turbio, sumergido, olvidado, e incluso inexistente.
Tendemos a complicar todo.
Demasiado fácil para no entrañar un mal.
Demasiado bueno para ser verdad.
Demasiado. No nos basta con la felicidad que llama a nuestro timbre y se presenta elegantemente vestida para quedarse a nuestro lado.
No nos basta con aquella que encontramos con un puntapié a la vuelta de la esquina.
Pues paradójicamente creemos que no es merecida, pertenecida,o simplemente duradera.
La desconfianza y la infravaloración del ser humano pueden conllevar graves pérdidas de felicidad, que, afortunadamente, y gracias a la experimentada vivencia de nuestro querido Karma, no supondrán pérdidas efectivas, sino rebotes espontáneos que salpicarán a cualquier merecedor de semejante premio.
Si bien es cierto que, "no hay mal que por bien no venga".
Los pormenores de ese bien tan esperado, perseguido y finalmente hallado salen a la luz como pequeñas burbujas que adivinan la existencia submarina de un asunto turbio, sumergido, olvidado, e incluso inexistente.
Tendemos a complicar todo.
Demasiado fácil para no entrañar un mal.
Demasiado bueno para ser verdad.
Demasiado. No nos basta con la felicidad que llama a nuestro timbre y se presenta elegantemente vestida para quedarse a nuestro lado.
No nos basta con aquella que encontramos con un puntapié a la vuelta de la esquina.
Pues paradójicamente creemos que no es merecida, pertenecida,o simplemente duradera.
La desconfianza y la infravaloración del ser humano pueden conllevar graves pérdidas de felicidad, que, afortunadamente, y gracias a la experimentada vivencia de nuestro querido Karma, no supondrán pérdidas efectivas, sino rebotes espontáneos que salpicarán a cualquier merecedor de semejante premio.
Si bien es cierto que, "no hay mal que por bien no venga".
1 comentario:
Totalmente el principio de la Navaja de Ockham!
Me gusta como escribes ;)
Publicar un comentario