
No es tan grave, ni tan drástico o dramático.
A partir de ahora tu línea argumental se limitará a las sonrisas tontas y los suspiros desesperantes, y la banda sonora de tus momentos culminantes será un préstamo de propósitos, solo tienes que atreverte.
¿Evitable?
No lo creo.
¿Enervante?
En efecto.
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