13 de febrero de 2009

soluciones fáciles





Es cierto, completamente cierto, todo ese rollo del Karma, la energía positiva de nuestros actos y la llegada de la fortuna.

Tantos años, meses, semanas y días buscando el Nirvana y resulta que no hay que buscar, que todos se equivocan, que el Nirvana llega cuando le entra en gana y te abandona con las mismas.

Tanto éter, tanta sustancia casi inapreciable llenando todos mis espacios huecos, vacíos, tanto pensar y su contrapuesto, mentes en blanco, folios en blanco sin una sola palabra que enunciar, sin un solo sentimiento que expresar.

Incluso llegué a pensarme a-sentimentada, que ni siente, ni padece, fría y calculadora.

Incluso llegué a pensarme hiper-sensible, demasiado susceptible a los actos y palabras ajenas como para seguir adelante, en-ajena-ción mental y eso.

Incluso dejé de cuestionarme sobre mi misma y mi condición durante días.

Pero como bien dijeron mis amigos, Ortega y Gasset, más acorde con Gasset que con Ortega, en una película de estas de Kusturica, <yo soy yo y mis circunstancias>, y claro, analizando circunstancias descubrí que en tal estado asocial de desinterés vital el Nirvana no llegaría por más que lo buscara.

Solución:
cogí una caja, un fridge como dirían algunos, y llenela* de ocurrencias, de apetencias, sucesos y sueños . Habida cuenta que el resultado debía ser definido positivo, cuideme** de NO introducir elementos negativos o nulos, pues tampoco habrían servido.

Et voilà, he aquí mi Nirvana.
JK,
fue un buen señuelo, quizás no lo suficientemente potente, así que ni Nirvana, ni reencarnación en Top Nobel- Premio Model. Pero, por intentarlo que no quede.

*llenela: la llené
**cuideme: me cuidé

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