

Es cierto, completamente cierto, todo ese rollo del Karma, la energía positiva de nuestros actos y la llegada de la fortuna.
Tantos años, meses, semanas y días buscando el Nirvana y resulta que no hay que buscar, que todos se equivocan, que el Nirvana llega cuando le entra en gana y te abandona con las mismas.
Tanto éter, tanta sustancia casi inapreciable llenando todos mis espacios huecos, vacíos, tanto pensar y su contrapuesto, mentes en blanco, folios en blanco sin una sola palabra que enunciar, sin un solo sentimiento que expresar.
Incluso llegué a pensarme a-sentimentada, que ni siente, ni padece, fría y calculadora.
Incluso llegué a pensarme hiper-sensible, demasiado susceptible a los actos y palabras ajenas como para seguir adelante, en-ajena-ción mental y eso.
Incluso dejé de cuestionarme sobre mi misma y mi condición durante días.
Pero como bien dijeron mis amigos, Ortega y Gasset, más acorde con Gasset que con Ortega, en una película de estas de Kusturica, <
Solución:
cogí una caja, un fridge como dirían algunos, y llenela* de ocurrencias, de apetencias, sucesos y sueños . Habida cuenta que el resultado debía ser definido positivo, cuideme** de NO introducir elementos negativos o nulos, pues tampoco habrían servido.
Et voilà, he aquí mi Nirvana.
JK,
fue un buen señuelo, quizás no lo suficientemente potente, así que ni Nirvana, ni reencarnación en Top Nobel- Premio Model. Pero, por intentarlo que no quede.
*llenela: la llené
**cuideme: me cuidé
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